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Las alergias de los perros

Las reacciones alérgicas son uno de los motivos más habituales de consulta en el veterinario. Las alergias son más frecuentes en los perros que en los gatos y es complicado detectar su origen. Los síntomas pueden ser desde diarreas o alopecia hasta enrojecimiento de la piel. Estos se desarrollan entre el primer y tercer año de edad y disminuyen cuando el animal envejece.

La alergia es una enfermedad crónica que disminuye la calidad de vida tanto del animal como de sus dueños. Con un tratamiento adecuado, la situación puede mejorar de manera notable. En la actualidad, se tiene más información sobre las alergias que hace diez años y, como consecuencia, se diagnostican mejor y más a menudo.

Las alergias son reacciones causadas por la hipersensibilidad del sistema inmunitario frente a determinadas sustancias. Un perro alérgico lo será siempre, pero la intensidad y los síntomas varían en función de cada caso.

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Un perro alérgico lo será siempre, pero la intensidad y los síntomas varían en función de cada caso

Los síntomas se desarrollan entre el primer y tercer año de edad y, cuando el animal envejece, disminuyen. La alergia es una enfermedad crónica, que reduce la calidad de vida, tanto del animal como de sus dueños. Con un tratamiento adecuado, la enfermedad puede mejorar de manera notable.

Los alérgenos más comunes son: el polen, los ácaros del polvo, la saliva de las pulgas, algunos alimentos y las bacterias. Los síntomas más frecuentes se registran en la piel, el sistema digestivo, respiratorio y urogenital. Otras señales de alarma son:

Las alergias más habituales en los perros son: al huevo, a la leche y a la proteína de vaca. También se pueden dar casos de alergia al trigo, la ternera, el cerdo, el pollo y los derivados lácteos, así como a ciertos componentes de los piensos para perros, a los productos de limpieza y al polvo o al polen, entre otras sustancias.

En la actualidad, se tiene más información sobre las alergias que hace diez años, la consecuencia es que se diagnostican mejor y más a menudo. Hay razas más propensas a padecer alergias, entre ellas: Caniche, Golden Retriever, Setter Irlandés, Schnauzer o Yorkshire Terrier.

La alergia por inhalación es una de las más frecuentes. Sus síntomas consisten en que el perro se lame y mordisquea entre los dedos, la zona inguinal y genital, se rasca de manera compulsiva y puede padecer otitis. Esta alergia se diagnostica con un test específico y el tratamiento consiste en vacunas, antihistamínicos, cortisona o champús con propiedades antiinflamatorias e hidratantes.

Si se padecen irritaciones en la piel, diarreas o caída de pelo, se debe acudir al veterinario para aplicar un tratamiento lo antes posible. En primer lugar, se descartarán otras posibilidades que también cursan con estos síntomas, como los hongos o la sarna. Si no se confirma el origen de la enfermedad, a menudo se receta una dieta hipoalergénica. Se comienza por los alimentos que el perro haya ingerido por primera vez y se amplía el abanico hasta dar con el origen de la alergia, si es que es alimentaria.

Las alergias son más habituales en animales que consumen dieta casera. En estos casos, la colaboración de los dueños es imprescindible para conseguir un diagnóstico y tratamiento adecuados. Podrán ayudar al veterinario a detectar primero el alimento que provoca la alergia y luego, colaborar en el tratamiento y pautas que marque este para evitar más reacciones alérgicas.

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Si la alergia es de origen alimentario, se evita la proteína que la provoca. En el mercado hay piensos hipoalergénicos que, si bien son más caros, mejoran la salud del perro de manera notable.

En el caso de alergia al polen o al polvo, el tratamiento consiste en vacunas y antihístamínicos. Si el origen está en el contacto de la piel con ciertos productos, hay que evitarlos.

Cuando se sospecha que el perro es alérgico, hay que acudir al veterinario para detectar la sustancia que la causa
Para perros con piel muy sensible, hay que usar productos específicos de baño para perros alérgicos. El agua debe estar a una temperatura de 39 grados y hay que secar bien al can tras el baño para eliminar la humedad. Bajo ningún concepto se deben usar productos específicos para personas, por muy suaves que sean. La razón es que la piel canina es diferente a la humana: su pH está más cerca de la neutralidad y puede sufrir irritaciones si no se usa jabón especial.

Acudir al veterinario y procurar recordar los últimos alimentos que ha consumido el perro o los productos y sustancias nuevos con los que ha estado en contacto las últimas horas.
Una vez que hay un diagnóstico, colaborar con el veterinario para aplicar el tratamiento de manera constante. De esta forma, se logra una calidad de vida adecuada, tanto para el perro como para los dueños.